17.5.07

Bordados


Hace unos días, tuve un gran dispendio. Dos veces al año, los toledanos, quienes traen un montón de bordados, visitan unos pisos de japonesas que viven en Barcelona. En la casa de la japonesa, se hace una reunión y los toledanos los venden. Fue mi equivocación haber correspondido la invitación desde el principio.








Mientras miraba colocar los encantadores manteles, el centro de mesa, el recipiente de servilletas u otros como esas cosas, he caido en la tentación de comprar algo. Todos eran muy bonitos. Bordados hechos de distintos colores, hilos que arrebataban los corazones de todas las visitantes, y yo no fui la excepción.








Pero estuve vacilante, no pude decidir qué había de comprar porque había mirado los fantásticos bordados demasiado. Si fuera muy rica, quisiera comprarlos todos. Después de todo, lo que eligí era un mantel todo blanco. No puedo utilizar este hermoso y elegante y sobre todo, caro mantel. Eso es irreverente.







Ahora lo he metido en la bolsa de vinilo para no ensuciarlo. ¿Con qué interés compré yo esto?